lunes, 12 de septiembre de 2016

Volver a los horarios


Suena el despertador a las 6.30 am ¡No me lo puedo creer! Llevo 4 semanas con los horarios del revés y de repente debes volver a la rutina, a mirar el reloj continuamente. Empieza la carrera: ducha, desayuno, despierta a los niños, gritos, vuelven los "va cómete la maldita galleta que el autocar se marcha", la sensación terrible de que no llego a nada. 

Ahí te das cuenta que llevas una vida como si fueras Josef Ajram, en la que no hay límites, creemos que podemos con todo, y PODEMOS: Preparar las mochilas, los extraescolares, organizar los horarios de recogida, el trabajo, las reuniones pero sin prescindir del gimnasio, que después del verano empiezas con una energía digna de los triatletas, los encuentros con las amigas para poneros al día después de las vacaciones e ir de compras a buscar algo ya de nueva temporada para animarte con la vuelta al trabajo... Sin embargo el ritmo trepidante hace que el día a día sea duro y exigente, y esperes, casi de rodillas, un kit-kat, las primeras vacaciones, que son ya las de Navidad y día que pasa, respiras más hondo, y más hondo, hasta que parece que no te queda aire, y viene el parón de la recuperación. Mientras recuerdas esos días en que el reloj se vuelve un instrumento inútil, que tienes tiempo de todo, de charla, de piscina o playa, de leer ese libro que te ha enganchado, de preparar una comida especial, de ir en bici, jugar al pádel o/y al tenis... En serio, las vacaciones son lo mejor del año, y volver al reloj, a los horarios y las prisas seguro que no es tan malo, algo bueno tiene que haber, pero ahora mismo lo único bueno que me viene a la cabeza  es la ilusión con la que espero el próximo verano, o las primeras vacaciones donde podamos volver a poner un poquitín el freno de mano, porque antes de empezar a tope, ya sabemos lo que va a venir. Así que me pongo en el iPod la canción de la película Madagascar, para animarme: YO QUIERO MARCHA, MARCHA. Y hacía adelante con todo.

lunes, 5 de septiembre de 2016

¡A por la operación turrón!


Llegó el momento de la verdad, no lo puedo retrasar más, aunque me he cuidado durante el verano y he intentado hacer deporte, reconozco que me he pasado con los mojitos y los gin-tonics, he picado de más, he salido a cenar, he merendado algún día, y no precisamente fruta, y me he permitido caprichitos gastronómicos… Así que la dietista va a estar contentita cuando me suba a la báscula este jueves.

Ahora me siento un poco culpable pero mientras ha durado el libre albedrío me he repetido mil veces que la vida está para vivirla, que después de trabajar largas jornadas, nos merecemos unas vacaciones sin restricciones, y que ya sufrimos demasiado para estar pensando si te puedes o no tomar esa magdalena de chocolate que te está llamando des del escaparate de la pastelería. Pero hay que contárselo a la dietista, que has tirado por la borda las 16 semanas de dieta… 16 semanas en las que tenías que perder 10 kg y solo perdiste 7… y que ahora cuando echemos cuentas quizás sean 4… También se lo tendremos que contar a nuestro marido, que toda la ropa que compraste antes de verano, que te quedaba monísima con 7 quilos menos, ahora quedará como fondo de armario, pero fondo fondo, y te ves obligada a hacer una incursión de urgencia a las tiendas para no ir apretujada en los pantalones. Mira, no hay mal que por bien no venga, 3 quilos más se traducen en una tarde shopping estupenda. La mejor manera de concienciarse que hay que volver a ponerse a dieta YA. ¡A por la operación turrón!

lunes, 29 de agosto de 2016

Volver al cole, al trabajo, a la dieta...


Se acabaron las vacaciones. Sé que debemos estar felices… tenemos trabajo, además es un trabajo que nos gusta, así que no nos vamos a quejar ahora… pero a mí lo que me da pereza es el volver y saber que no vas a cambiar nada de lo que te has propuesto para este nuevo curso. Llevo años de buenas intenciones, y luego, nunca consigo realizar ni una. En verano tienes tiempo de pensar que no quieres llegar siempre tarde a todos los sitios, así que te organizarás y dirás no. Te planteas que te vas a reservar un espacio para ti, lo necesitas, que este año el gimnasio va a temblar cuando te vea en la puerta, te lo tomarás todo de otra manera y eso sí, la operación biquini la empiezas el 1 de septiembre, y ya verás el verano 2017, será EL VERANO, porque este ya ha pasado.

Así que volver significa intentar no cometer los errores cometidos en el anterior curso y ¿Cómo se hace eso? Pues ni idea, llevo años intentando cambiar y es imposible y eso que en vacaciones cultivo mi lado zen a toda castaña, pero cuando piso de nuevo Barcelona, creo que mi lado zen decide quedarse de vacaciones hasta el siguiente agosto, así que mi otro lado y yo nos lanzamos a la aventura de la vuelta al cole, al trabajo, a los horarios, a la dieta, al estrés. ¿Qué le vamos a hacer?

lunes, 22 de agosto de 2016

Amigos del verano


Cuando era pequeña veraneábamos 15 días en un pueblo de playa y 15 días en la montaña. Cada año lo hacíamos igual. Yo envidiaba la posibilidad de mantener a estos amigos todo el verano y los fines de semana. Yo llegaba y sólo disfrutaba de ellos 15 días. Pero qué 15 días… Pasaba todo el año pensando en esos 15 días, en volver a verlos a todos, pensando que quizás el invierno y la distancia habrían enfriado nuestros lazos… pero era llegar, y como si nos hubiéramos visto ayer por la tarde. En verano todo es más fácil, vives intensamente un mes de agosto de calor, confidencias, primeros amores, ilusiones y sueños que seguramente nunca se cumplirán, pero bajo el sol y con las risas de tus amigos todo parece posible. Cuando se acaban las vacaciones, los amigos desaparecen, hasta el año siguiente.

Cuando creces, pasa un poco lo mismo, hay amigos que sólo son amigos de verano. Durante las vacaciones parecen amigos del alma, te ríes con ellos, organizas cenas, excursiones, planeas diferentes cosas con ellos y disfrutas intensamente de su compañía. Pero cuando llega el final del verano se diluyen las promesas de vernos durante el invierno, porque todos tenemos nuestras vidas organizadas y es muy complicado cambiar las rutinas. Y el año pasa tan rápido que no te das ni cuenta, y vuelves a estar en chanclas esperando tomarte un mojito con tus amigos y ponerte al día después de un año.

Son los amigos del verano, tan necesarios como todos los amigos. 

lunes, 15 de agosto de 2016

La aventura es la aventura


Veranito, cuerpos al sol, paellas y fideuás a punta pala con los amigos, a los cuales se les ocurren las ideas más variopintas para hacer cosas diferentes. Ya pasados los 40, necesitamos experiencias, y nada más especial que ir un fin de semana a hacer deportes de aventura. Nunca, nunca, he sido deportista, sin embargo desde los 40, voy al gimnasio religiosamente; lo necesita el cuerpo pero, sobre todo, la mente, y me he enganchado al pádel de una manera inexplicable. Pero de eso a tirarme por un puente atada de los pies, o hacer barranquismo por el río, hay un abismo, y nunca mejor dicho. Sin embargo, la aventura es la aventura, y todos son muy valientes y dicen que sí a todo, sentados en la silla del chiringuito. Ya me gustará verles cuando lleguemos al campo de "batalla". Pero no me queda otra que acompañarles e intentar no parecer la más miedosa del lugar, la madre poco enrollada. Así que intentaré hacer de tripas corazón y al menos subirme a las tirolinas más bajitas que encuentre, sin intentar gritar mucho. Así que, bermudas del Decathlon de color verde y camiseta de tirantes a lo Rambo, que es lo mejor que haré, en este fin de semana aventurero donde, quizás, descubriré una parte de mí escondida o la abandonaré para siempre.

lunes, 8 de agosto de 2016

Tema de mangueras en verano



La conciliación no existe. Que nos lo digan ahora en vacaciones, que los niños tienen que ir al casal a hacer vela, fútbol, pádel o tenis, mientras nosotros trabajamos. Este mes de julio, he querido combinar las cosas, y he decidido trabajar a distancia para que el peque pueda estar cerca del mar, hacer el casal con sus amigos del verano y vivir unas vacaciones más parecidas a cuando nosotros éramos pequeños y pasábamos des de San Juan hasta la vuelta al cole en el pueblo en el que veraneábamos. Era perfecto, tanto, que incluso tenía tiempo de aburrirme. ¡Cómo cambian las cosas!

Al estar sola, mi marido solo baja y sube dos veces por semana, me he dado cuenta que hay cosas, pocas, de las que dependo de mi marido. Sobre todo en el tema de las mangueras, y no bromeo. Dado que para regar la terraza no he sabido colocarla bien y he regado a medio vecindario, además de dejar la ropa tendida, y ya casi seca, otra vez más mojada que si hubiera salido de debajo de la tormenta perfecta. Y cuando pensaba que eso era todo, he ido a poner gasolina en el coche y otra manguera que me ha dado problemas y me he pasado casi cinco minutos para poner 40 euros, o salía demasiada gasolina o no salía, por tanto, otra manguera que me lo ha puesto complicado en medio de la solana que caía. Así que estar fuera y trabajando a distancia solo tiene cosas buenas, dado que he podido disfrutar de más calma, a pesar de tener que seguir trabajando, he podido estar más tiempo y de calidad con mi hijo y he aprendido a usar todas las mangueras habidas y por haber. ¿Qué más quiero?

lunes, 1 de agosto de 2016

La maleta para el verano

Tiempo de hacer la maleta. ¡Nos vamos de vacaciones! Mariposas en el estómago porque siempre me ilusiona esta semana que todavía no ha empezado. Piensas en todo lo que vas a poder hacer, en cómo vas a descansar, en las salidas con los amigos, en esas noches de verano donde no se mira el reloj. Sin embargo, vuelvo a la realidad en el momento de hacer las maletas, que no entiendo por qué cada año me prometo lo mismo y no sé cómo hacerlo: "No me voy a llevar nada más que lo justo". Pero empiezo a llenarla como si me fuera tres meses a la Conchinchina, y me voy a un pueblo de la costa a 40 km de Barcelona, que es de lo más estupendo y hay de todo. Además, por las mañanas voy en biquini y por las tardes vestida de deporte, por lo tanto, esos vaqueros blancos, el vestido rosa (que morena queda de lujo), y la camiseta de tirantes negra para una cena de estas donde quieres estar mona, solo te las puedes poner algún día, y si cabe, dado que nuestras vacaciones son de playa por la mañana y deporte saludable por la tarde, o playita de nuevo, antes de caer el sol. Por lo tanto, ¿para qué tanta ropa de vestir? Pues la respuesta es por si acaso. ¿Os suena? Y las que somos mamás no os cuento cómo va la maleta del niño, porque el por si acaso con los peques es para todo. Por si llueve, por si se mancha, por si hace frío, y muchos más que diríamos todas. Por lo tanto vuelvo a tener a mi marido con cara de perro y diciéndome que para el próximo año alquila una furgoneta para irnos tres semanas aquí al lado, pero nos vamos con una maleta para cada uno de la familia y llena hasta los topes. No tengo remedio, a pesar que lo intento, os doy mi palabra.

lunes, 25 de julio de 2016

Necesito vacaciones


En julio parece que las cosas deberían ser más tranquilas. Siempre me pasa igual, hago una lista de “buenos propósitos” para el mes de julio, cosas que no puedo hacer durante el año; ordenar el despacho, hacer limpieza de ropa de los armarios, poner en orden las fotos de todo el año, preparar bien cosas del trabajo que se quedan enterradas por los incendios del día a día… Y nunca, nunca, nunca lo consigo. Lo más triste es que no aprendo y que sigo haciendo las listas interminables pensando que voy a conseguirlo, que llegará un mes de julio que podré hacer todo lo de la lista. Y encima estoy agotada… Ya no puedo más, ya no tengo pilas, y eso que las que llevo son las del maldito conejito Duracel!


Lo peor es que creo que llevo escrito en la cara que ¡NECESITO VACACIONES! Y es que es verdad, la semana pasada la psicóloga cuando abrió la puerta y me vio se me quedó mirando con cara de pena y me dijo esa frase que a mí, no sé a vosotras, me mata; “Uy que mala cara haces, ¿te encuentras bien?”. Pues no, señora, no me encuentro bien, necesito cambiar los tacones por unas hawaianas, el traje por el biquini, aunque me quede como el culo, y tirar el móvil por la ventana como el anuncio de lotería... Y es que julio se acaba, no he hecho nada de lo que me he propuesto y llevo escrito en la frente que ¡Necesito vacaciones!

lunes, 18 de julio de 2016

El primer amor de verano



Ha empezado el verano y los niños están felices por tener tiempo libre y poder tener unas largas vacaciones. Los adolescentes tienen las hormonas a mil por hora; los chicos, con tupés y Bermudas, y las chicas, con unos pantalones tan cortos que parecen inexistentes, se pasean ya por los pueblos de la costa en busca de sus espacios, y muchas, de su primer beso. Sé que suena romántico, y ahora los adolescentes van de otro palo, pero yo con mis cuarenta y tantos me acuerdo del primer beso como si hubiera sido ayer. De mi primer amor, intenso, pasional, y del que siempre guardo un recuerdo cariñoso.

El primer amor es especial por muchas cosas, y divertido, porque nada es como esperabas. Ese beso de película cuesta más de lo que parece, y lo que viene después cuesta más, y muchas veces a la primera no sale como lo habías soñado o visto, pero con la práctica todo se aprende y se disfruta más. Hemos de ser realistas; los amores de las películas no existen,  pero tú puedes vivirlo de la mejor manera posible, para que tu amor deje siempre huella. Ahora, el primero es siempre el primero, igual que el elegido. Y ojito con los amores de verano, que también son de los que dejan mella. ¿O no?

lunes, 11 de julio de 2016

Bendito casal



Pues sí, se acabaron las escuelas y las mamis y los papis del siglo XXI se las tienen que ingeniar para seguir trabajando, pero pensando que van a hacer con los niños este mes de julio. Realmente tenemos una vida muy complicada ¿eh? Los niños acaban el colegio el 21 de junio y vuelven el 12 de setiembre y entre todas las tareas que tienes en tu cabecita, tienes que pensar qué vas a hacer con ellos estos casi tres meses sin cole. Algunas con suerte tienen súper abuelos, dispuestos a quedarse los niños cada día, en el pueblo, en la casa del campo o en la de la playa. Pero esto son las afortunadas y ricas que tienen segunda residencia. La mayoría nos vamos a conformar con el casal de cole, que vale una pasta, pero es cómodo, y no hay que inscribirse con una App, ni dar los datos, ni otra contraseña para seguir la plataforma online para saber lo que van a desayunar, comer y hacer cada minuto del casal.  Sí, cierto, siempre hay la que su niño va a ir a un casal que es tecnológico y su hijo de 7 años va a terminar haciendo un robot multifunciones, o la que lo lleva a un casal de aventuras y su hijo se va a parecer más a Calleja que a nadie a finales de julio, o la que factura los niños a un casal multilingüe en el que los monitores son chinos, americanos e indios arapahoes. Pero desengañémonos, necesitamos un casal donde los niños pasen el rato mientras nosotras trabajamos todo el mes de julio para pagar el dichoso casal. ¿Dónde han quedado los veranos en los que las mamis se iban a la playa con los niños? A veces, me siento un poco engañada…

lunes, 4 de julio de 2016

Fin de semana romántico



Este fin de semana hemos celebrado 13 años de casados. No me lo puedo creer, han pasado 13 años y aun digo más, llevo 17 años viviendo en pareja. Los primeros años lo celebrábamos a lo grande, fines de semana románticos en hoteles junto a la playa y cenas a la luz de las velas. Siempre caía un detallito y eran momentos-isla que digo yo de todo, en los que recordamos momentos increíbles de nuestra relación. Con 13 años a las espaldas, los niños, el trabajo, los casales, la logística, el día a día, la celebración va perdiendo un poco de glamour. Pero hay que resistirse a ello, así que organicé un fin de semana en la playa, él y yo solos, sin niños, en un hotel que de romántico no tiene nada, pero no está nada mal, frente al mar. Ha sido un fin de semana de confidencias y de bici….sí señores, mi marido desde que ha cumplido los 40 se ha aficionado a la bici, así que no va a ningún sitio sin ella. Vaya que es el Rey de la wikiloc y allí donde vamos, hay rutas maravillosas y, por qué no, románticas para ir en BTT. Así que con el tiempo no sólo ha cambiado todo, si no nuestra visión de pasar un fin de semana romántico. Yo tumbada en la playa con un buen libro y él haciendo el cabra en una bicicleta que le ha costado un riñón…¡Ah! Y reservando habitación para 3, que cuando el recepcionista del hotel vio que mi marido se subía la bici a la habitación, flipó. Suerte que no me hizo dormir en el garaje, ¡por ahí no paso seguro!

lunes, 27 de junio de 2016

Gusto a verano



Hemos celebrado la entrada del verano, este fin de semana ha sido largo, y el olor a mar, sol, playa y verano nos inundan, y volver a trabajar después del puente cuesta. Sin embargo ha sido  divertido preparar la fiesta a pesar de que odio los petardos, y la noche de San Juan se inunda de los mismos, y la verdad es que ese día, no sé quién tiene más miedo si los pobres perros, que lo sufren mucho, o yo. Es una celebración de amigos, que se come coca de diferentes gustos, la cual ataca de lleno a la recta finalísima de la operación biquini, pero tenerlas delante y cerrar el pico es casi imposible. Y todo mojado con un buen cava remata una buena noche, de inicio de verano entre fuegos artificiales, de toda clase, dado que también es una noche de amor, donde empiezan las parejas veraniegas, que se esconden detrás de las barcas para besarse por primera vez. Es bonito, y me da hasta envidia, porque vivir en pareja tiene muchas cosas buenas pero el gusanillo de los primeros besos a escondidas, y con pasión, casi solo los vives una vez. Y si no sigues algunos consejos de las parejas ya experimentadas, la magia puede desaparecer pronto. Así que aunque la noche mágica ha pasado y volvemos a la realidad de golpe,  nos quedamos ya con ese gusto a verano que nos va traer buen rollo seguro, y ritmo sabrosón. A disfrutarlo, y si es en pareja, mejor.


lunes, 20 de junio de 2016

Se van de campamentos


La semana pasada los peques se fueron de campamentos con el cole, dos días y una noche. Llevas todo el curso esperando este momento. Una noche libre para poder salir, ir al cine, ir a cenar, hacer lo que quieras sin obligaciones. No te lo puedes creer y por fin ha llegado el momento y tus hijos te miran estupefactos porque no entienden por qué tú estás más eufórica que ellos. Preparas con gran ilusión la mochila, sin dejarte nada. Vas a tope marcando la ropa, calcetines, ropa interior, pijama, todo marcado sin saber mucho de qué va a servir porque pérdidas las vamos a tener seguro. Pero eso no importa, sólo piensas en esa noche libre, vas pensando los restaurantes que hace 10.000 años a los que no vas, te anotas revisar la lista de pelis que echan en el cine, que no pisas des de hace unos años a no ser que estrenen Ungry Birds o Frozen 35. Mañana es el día y no puedes esperar. Te vas a dormir agotada pero pensando en todo lo que vas a hacer en “LA NOCHE”. Ya sé, es una noche, pero da igual, es una noche sin niños. Pero la realidad es dura y te da en la frente, porque para empezar sales de trabajar a las tantas por culpa de un marronazo que te cae encima, y cuando llegas a casa no puedes con tu alma. Has perdido la tarde pero queda la noche, ahora no le vas a fallar a tu marido, está en juego tu matrimonio, por fin una noche para volver a ser pareja. Hay cine, empiezan a las 21h así que como un cohete, te restauras como puedes con la brocha, te enfundas los vaqueros y al cine. La peli la ha escogido él, claro, tú no has tenido tiempo, y una vez sentada te das cuenta que te vas a tragar X MEN Apocalipsis. Bueeeeeno, es lo que hay. Al cuarto de hora se te cierran los ojos y tu lucha por mantener la atención es terrible. Pegas más cabezadas que tu abuela delante de la peli de Antena 3 el domingo por la tarde. Termina tan tarde que lo único que quieres es llegar a casa, tumbarte en la cama y dormir. Pero como es LA NOCHE hay que cenar, da igual donde, ni el qué, la cosa es cenar fuera. Acabáis comiendo unas tapas en una terracita, con vuestro vino, vuestro tiempo para charlar y os dais cuenta que sois monotema. Solo habláis de ellos, los que no están pero llenan vuestros días y cuando no están, os dejan un poquito de vacío. LA NOCHE ya ha pasado y por fin mañana los verás de nuevo. 

domingo, 12 de junio de 2016

La magia del orden

Este fin de semana nos hemos quedado en Barcelona, la verdad es que prefiero cuando nos vamos de fin de semana a la casa que tenemos en la montaña... así desconecto mucho más, pero, también, lo confieso, para no tener que ver el gran desorden de mi casa. Los días de cada día ni lo veo, vamos todos tan a piñón que no soy consciente de que mi casa parece un campo de batalla, pero el fin de semana... Un zapato fuera de lugar, los juguetes de la niña repartidos por cualquier rincón de la casa, un guante de bici de mi marido, dibujos infantiles sobre la mesa, piezas de las sorpresas de los kínder en todas partes.... parece imposible que tengas una ayuda dos veces a la semana, y que vivas en una leonera.

Cenando con una amiga lo comento desesperada, ya no sé qué hacer,  y me confiesa que ella ha aplicado el método de Mary Kondo y su famoso libro La magia del orden. Incrédula, la miro, y me cuenta que si no ordenas no existes, que con el orden a tu alrededor empiezas a vivir de verdad, que jamás debes hacer una bola con los calcetines, que des las gracias a ese vestido que era entallado y ahora ya no es tu talla (acéptalo que ya no va a volver a entrar) y te indica que lo tires a la basura. Después de escuchar la esencia de la filosofía Kondo pienso que la mujer se haría el harakiri si entrase en mi casa, estoy convencida, pero aun así le daré una oportunidad, y hoy mismo compraré el libro, me empaparé de sus premisas, y pronto os cuento si lo he conseguido y la magia del orden ha cambiado mi vida. Quizás así la próxima vez que me siente en el sofá no me clavaré las mancuernas en el culo. 

lunes, 6 de junio de 2016

Llegó el momento de la verdad

Me encanta el buen tiempo, da buen rollo, calor, terrazas, colores vivos, los días más largos... esta semana apunta a que ya podemos confirmar que ha llegado el verano, y después del invierno que hemos pasado, que no nos engañemos ha sido de risa, una primavera lluviosa y ventosa, esperemos que el verano nos traiga sol y calidez. Todo muy bonito y hasta aquí todo suena genial, pero se acerca también ese momento temido, el momento de la verdad, lo inevitable...hay que probarse los biquinis.


El año pasado aproveché alguno del año anterior pero este año no puedo escaquear, habrá que ir de compras. Y es que a mí ir de compras me encanta, pero a principios de junio, comprar biquinis es de lo más desagradable que hay. Todavía blanca, sin color alguno, sin haber terminado la dieta, y con algún pelillo de más, debes probarte las braguitas y el sujetador, en un probador de 2x2, con una luz horrible, aguantando la cortina para que la gente que espera no te vea las chichas....ay madre, ¡Qué pequeñito es esto y cuanta carne tengo para esconder! ¡Suerte que están de moda las curvis! Bueno, eso dicen y a mí me encanta creerlo.

Pues, eso, no se puede retrasar mucho más, hay que ser fuerte, armarse de valor y si tienes tiempo depilarse y... a por ello, objetivo de esta semana; comprarse un biquini, que con un poco de imaginación, puedes hacerte una idea de cómo te quedará cuando estés bronceada, con los 3 quilos que te faltan por perder y en una playa de arena blanca, bajo un sol brillante y acompañada de las risas de tus amigas mientras disfrutas de tus vacaciones.