lunes, 29 de agosto de 2016

Volver al cole, al trabajo, a la dieta...


Se acabaron las vacaciones. Sé que debemos estar felices… tenemos trabajo, además es un trabajo que nos gusta, así que no nos vamos a quejar ahora… pero a mí lo que me da pereza es el volver y saber que no vas a cambiar nada de lo que te has propuesto para este nuevo curso. Llevo años de buenas intenciones, y luego, nunca consigo realizar ni una. En verano tienes tiempo de pensar que no quieres llegar siempre tarde a todos los sitios, así que te organizarás y dirás no. Te planteas que te vas a reservar un espacio para ti, lo necesitas, que este año el gimnasio va a temblar cuando te vea en la puerta, te lo tomarás todo de otra manera y eso sí, la operación biquini la empiezas el 1 de septiembre, y ya verás el verano 2017, será EL VERANO, porque este ya ha pasado.

Así que volver significa intentar no cometer los errores cometidos en el anterior curso y ¿Cómo se hace eso? Pues ni idea, llevo años intentando cambiar y es imposible y eso que en vacaciones cultivo mi lado zen a toda castaña, pero cuando piso de nuevo Barcelona, creo que mi lado zen decide quedarse de vacaciones hasta el siguiente agosto, así que mi otro lado y yo nos lanzamos a la aventura de la vuelta al cole, al trabajo, a los horarios, a la dieta, al estrés. ¿Qué le vamos a hacer?

lunes, 22 de agosto de 2016

Amigos del verano


Cuando era pequeña veraneábamos 15 días en un pueblo de playa y 15 días en la montaña. Cada año lo hacíamos igual. Yo envidiaba la posibilidad de mantener a estos amigos todo el verano y los fines de semana. Yo llegaba y sólo disfrutaba de ellos 15 días. Pero qué 15 días… Pasaba todo el año pensando en esos 15 días, en volver a verlos a todos, pensando que quizás el invierno y la distancia habrían enfriado nuestros lazos… pero era llegar, y como si nos hubiéramos visto ayer por la tarde. En verano todo es más fácil, vives intensamente un mes de agosto de calor, confidencias, primeros amores, ilusiones y sueños que seguramente nunca se cumplirán, pero bajo el sol y con las risas de tus amigos todo parece posible. Cuando se acaban las vacaciones, los amigos desaparecen, hasta el año siguiente.

Cuando creces, pasa un poco lo mismo, hay amigos que sólo son amigos de verano. Durante las vacaciones parecen amigos del alma, te ríes con ellos, organizas cenas, excursiones, planeas diferentes cosas con ellos y disfrutas intensamente de su compañía. Pero cuando llega el final del verano se diluyen las promesas de vernos durante el invierno, porque todos tenemos nuestras vidas organizadas y es muy complicado cambiar las rutinas. Y el año pasa tan rápido que no te das ni cuenta, y vuelves a estar en chanclas esperando tomarte un mojito con tus amigos y ponerte al día después de un año.

Son los amigos del verano, tan necesarios como todos los amigos. 

lunes, 15 de agosto de 2016

La aventura es la aventura


Veranito, cuerpos al sol, paellas y fideuás a punta pala con los amigos, a los cuales se les ocurren las ideas más variopintas para hacer cosas diferentes. Ya pasados los 40, necesitamos experiencias, y nada más especial que ir un fin de semana a hacer deportes de aventura. Nunca, nunca, he sido deportista, sin embargo desde los 40, voy al gimnasio religiosamente; lo necesita el cuerpo pero, sobre todo, la mente, y me he enganchado al pádel de una manera inexplicable. Pero de eso a tirarme por un puente atada de los pies, o hacer barranquismo por el río, hay un abismo, y nunca mejor dicho. Sin embargo, la aventura es la aventura, y todos son muy valientes y dicen que sí a todo, sentados en la silla del chiringuito. Ya me gustará verles cuando lleguemos al campo de "batalla". Pero no me queda otra que acompañarles e intentar no parecer la más miedosa del lugar, la madre poco enrollada. Así que intentaré hacer de tripas corazón y al menos subirme a las tirolinas más bajitas que encuentre, sin intentar gritar mucho. Así que, bermudas del Decathlon de color verde y camiseta de tirantes a lo Rambo, que es lo mejor que haré, en este fin de semana aventurero donde, quizás, descubriré una parte de mí escondida o la abandonaré para siempre.

lunes, 8 de agosto de 2016

Tema de mangueras en verano



La conciliación no existe. Que nos lo digan ahora en vacaciones, que los niños tienen que ir al casal a hacer vela, fútbol, pádel o tenis, mientras nosotros trabajamos. Este mes de julio, he querido combinar las cosas, y he decidido trabajar a distancia para que el peque pueda estar cerca del mar, hacer el casal con sus amigos del verano y vivir unas vacaciones más parecidas a cuando nosotros éramos pequeños y pasábamos des de San Juan hasta la vuelta al cole en el pueblo en el que veraneábamos. Era perfecto, tanto, que incluso tenía tiempo de aburrirme. ¡Cómo cambian las cosas!

Al estar sola, mi marido solo baja y sube dos veces por semana, me he dado cuenta que hay cosas, pocas, de las que dependo de mi marido. Sobre todo en el tema de las mangueras, y no bromeo. Dado que para regar la terraza no he sabido colocarla bien y he regado a medio vecindario, además de dejar la ropa tendida, y ya casi seca, otra vez más mojada que si hubiera salido de debajo de la tormenta perfecta. Y cuando pensaba que eso era todo, he ido a poner gasolina en el coche y otra manguera que me ha dado problemas y me he pasado casi cinco minutos para poner 40 euros, o salía demasiada gasolina o no salía, por tanto, otra manguera que me lo ha puesto complicado en medio de la solana que caía. Así que estar fuera y trabajando a distancia solo tiene cosas buenas, dado que he podido disfrutar de más calma, a pesar de tener que seguir trabajando, he podido estar más tiempo y de calidad con mi hijo y he aprendido a usar todas las mangueras habidas y por haber. ¿Qué más quiero?

lunes, 1 de agosto de 2016

La maleta para el verano

Tiempo de hacer la maleta. ¡Nos vamos de vacaciones! Mariposas en el estómago porque siempre me ilusiona esta semana que todavía no ha empezado. Piensas en todo lo que vas a poder hacer, en cómo vas a descansar, en las salidas con los amigos, en esas noches de verano donde no se mira el reloj. Sin embargo, vuelvo a la realidad en el momento de hacer las maletas, que no entiendo por qué cada año me prometo lo mismo y no sé cómo hacerlo: "No me voy a llevar nada más que lo justo". Pero empiezo a llenarla como si me fuera tres meses a la Conchinchina, y me voy a un pueblo de la costa a 40 km de Barcelona, que es de lo más estupendo y hay de todo. Además, por las mañanas voy en biquini y por las tardes vestida de deporte, por lo tanto, esos vaqueros blancos, el vestido rosa (que morena queda de lujo), y la camiseta de tirantes negra para una cena de estas donde quieres estar mona, solo te las puedes poner algún día, y si cabe, dado que nuestras vacaciones son de playa por la mañana y deporte saludable por la tarde, o playita de nuevo, antes de caer el sol. Por lo tanto, ¿para qué tanta ropa de vestir? Pues la respuesta es por si acaso. ¿Os suena? Y las que somos mamás no os cuento cómo va la maleta del niño, porque el por si acaso con los peques es para todo. Por si llueve, por si se mancha, por si hace frío, y muchos más que diríamos todas. Por lo tanto vuelvo a tener a mi marido con cara de perro y diciéndome que para el próximo año alquila una furgoneta para irnos tres semanas aquí al lado, pero nos vamos con una maleta para cada uno de la familia y llena hasta los topes. No tengo remedio, a pesar que lo intento, os doy mi palabra.