Viajar con niños es un rollo, pero los que somos padres
estamos dispuestos a hacer un esfuerzo. Un esfuerzo como preparar un viaje a Eurodisney.
Sí, la emoción de reencontrarse con la magia te empuja a ello.
Lo primero, las maletas. Son las maletas del "por si a
caso" llueve, hace calor, hace frío... Y con tantos “por si acaso” acabas
con un maletorro que no puedes con él y al llegar al lugar siempre recuerdas
que algo altamente necesario se ha quedado en casa y no te lo puedes creer.
Pero estás allí y llega la emoción, el parque, la ilusión de
ver a esos personajes que nos y les han robado el corazón, las atracciones, la
ambientación....y las colas, las llagas en los pies y el cansancio. Las fotos
con Mickey, Minnie, Donald, las ardillas....y los gadgets...acabas comprando
las cosas más incomprensibles e innecesarias pero todo en forma de orejas
del más famoso de los ratones.
Acabas el día con los pies destrozados, unas orejas de
Minnie en la cabeza, la mochila a tope de imanes, llaveros, sudaderas,
calzoncillos, tazas y tacitas, con dolor de estómago y pensando que cuando
vuelvas te vas a alimentar de ensaladas, pero cuando miras a los peques
durmiendo, reventados sin haber sido capaces de cenar, se dibuja una gran
sonrisa en tus labios. Un recuerdo inolvidable en familia que nadie debería
perderse: ¡vivir la magia de Disney!
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