miércoles, 25 de noviembre de 2015

La súper abuela

Foto de Sacha Goldberg


Es increíble a mi edad tener una abuela, pero además es más increíble tener una como la mía. Es la súper abuela. Me encanta compartir ratos con ella, y hoy, un día de noviembre un poco lluvioso, la voy a visitar y recordamos lo bien que lo hemos pasado estas vacaciones. Ella puede disfrutar de sus tres nietos y de sus cuatro bisnietos, además de sus dos hijas que no dejan de mimarla. Pero os voy a sorprender cuando os diga que el pasado mes de agosto mi súper abuela jugó a la Wii con mi hijo de diez años y a ping pong con mi sobrina de seis. No para de comer dulces y pasteles, porque le da la gana, y cada día que pasa nos llena de sabiduría, también de cariño, pero confieso que al hacerse mayor, piensa mucho en ella y en decir las cosas tal y como son.

Es un lujazo poder compartir con ella este ratito de conversación, donde ella toma cacaolat y pastas, y soy yo la que tomó el café descafeinado con sacarina, y es ella la que está viendo en la tele una serie, donde una pareja gay se besa, se gira y me dice: "es mucho mejor que la gente se quiera aunque sean del mismo sexo, que parejas heteros, que después no se soportan, ¿no crees, cariño?". Es más moderna que muchos, es y ha sido feliz, a pesar de pasar una guerra, y transmite todo esto a la familia, que espero sepamos conservar y seguir pasando el legado tal como ha hecho ella. 

Sí, esta es mi súper abuela, que a sus 92 años tiene mas vitalidad que yo, y mejor humor. Para mí es aire fresco cada vez que hablo con ella, una vez a la semana, mínimo, y a pesar de su sordera, todavía es capaz de darme sabios consejos como: "mira adelante y disfruta, porque todo pasa y la vida es corta para amargártela". Así que al terminar su cacaolat, me dice claramente que quiere ver su programa favorito, y eso quiere decir que por hoy ya ha tenido bastante de mi compañía, pero sonrío, le doy un abrazo, y me voy contenta de poder tenerla todavía con nosotros, y de saber que cuando sea más mayor, podré decir las cosas por su nombre sin remordimientos. Lo estoy aprendiendo ahora, para practicar después.


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