El viernes fue un día especial,
me reencontré con mis compañeros de colegio. La mayoría fuimos juntos de
primero de EGB hasta COU. Sí, sí, yo también fui a EGB, y la verdad es que fue
bonito, emocionante, divertido. Una tarde/noche fantástica de recuerdos y de
sonrisas. Mirando atrás me doy cuenta que la época escolar es media vida:
18 años juntos!!!!! Hubo etapas duras, momentos de todo, pero te quedas
con lo bueno, y eso es gratificante para encarar también otras etapas de la
vida. En esa cena hubo mucho “Remember
when”, pero también el momento que a todos se nos caía la baba, era cuando
alguien te preguntaba ¿Tienes hijos? Y no esperaba nadie ni medio segundo en
sacar el móvil y enseñar las fotos de sus retoños. Todas madres orgullosas,
pero los padres también, y lo que me pareció curioso fue que nos pasamos media
noche hablando de nuestras hazañas infantiles o nuestras aventuras
adolescentes, o de nuestros hijos, pero que nadie hablaba de sus parejas.
Llega un momento que las parejas
pasan a segundo plano, clarísimamente. Pasamos de los recuerdos del cole,
de los guapos de la clase, de quién siempre sacaba buenas notas, a hablar de
nuestros niños, de sus aficiones y las preocupaciones que como padres tenemos
todos con cada uno de ellos, pero si estás casada con un ingeniero, un
arquitecto, un peón de obra, un actor o un médico, eso ya no importa a nadie.
Cuando antes las conversaciones de chicas eran sólo, o casi sólo, de los chicos
guapos de la clase o, incluso, de los guaperas de dos cursos más arriba
que el tuyo, pero la vida es así de curiosa, y en cada momento vital, hay
distintos tipos de conversación. Cuando eres madre solo hablas de caquitas,
cuando te vas a vivir en pareja solo hablas de pisos, muebles, y de tu príncipe
azul, y cuando eres ya “mayor” y celebras que hace 25 años saliste de COU,
prefieres recordar esos momentos geniales con tus compañeros, o hablar de los
hijos que son una de las prioridades de todos, porque pasan a ser el
centro vital de las parejas, porque su mundo es tu mundo, quieras o no quieras.
Todos los que estábamos allí pretendíamos
irnos a dormir pronto, que después no lo hicimos, pero la única razón era
porque el sábado por la mañana había partidos de fútbol, básquet o cualquier
deporte practicado en equipo, o sea, prioridades de los peques. Y por la tarde
sesión de FROZEN o Star Wars en la tele, que las tienes ya grabada para cuando
necesitas paz, o intentas cerrar un poco un ojo y descansar, porque te has ido
a dormir tarde, y no estás para según que trotes ya, o al menos, no estás
acostumbrado, y los peques repiten las mismas películas cada vez que pueden,
pero al menos es como un hipnotizador que les deja quietos una rato, mientras tú,
dormido, puedes hasta recitar las películas de memoria. Pero este es el gran
mundo de la pareja con niños, pero combinarlo con salidas como estas, da muy
buen rollo, porque a pesar de que los temas fueron recurrentes, sentimos todos
una sensación de estar recuperando aire, quizás nos sentimos un poco “jóvenes”,
un poco libres en el mejor sentido de la palabra.Y solo os digo
que ya tenemos un chat de WhatsApp abierto, donde hemos colgado las fotos del
evento, y pretendemos quedar dos veces al año, porque pretender quedar más
sabemos todos que es inviable, pero, cada semestre, es un objetivo realista y
un par de veces al año no hace daño y da mucha vidilla.
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