No soy una persona que esté
cada semana viajando, no lo soportaría, pero sí que tengo cuatro o cinco viajes
al año de trabajo, más alguno de placer, los cuales tengo que viajar casi
siempre en avión, aparato al que cada vez le estoy cogiendo más manía. Viajar
en avión es simplemente incómodo. Tienes que llegar al aeropuerto bastante
antes porque si no puedes encontrarte con sorpresas desagradables como el
famoso overbooking, tienes que
prevenir como vas vestida, porque según lo que lleves, puedes quedar casi
desnuda en la famosa cinta de seguridad: Fuera reloj, pulseras, cinturones,
zapatos, chaquetas y por poco el sujetador, si es de los que llevan aro, porque
la sirena siempre pita. Y si pitas, viene el toqueteo de la segurata, también
incomodo, y pesado. Pero aquí no se acaba, después de todo esto, viene el
problema con la maleta. Cada vez menos gente la factura, y por tanto los
aviones no están preparados para que todos subamos a bordo con todo puesto. Yo
soy bajita, y es casi imposible llegar a ponerla en su sitio, y siempre tengo
que pedir ayuda, y las azafatas no están cerca nunca, así que al, primer hombre
alto que tengo al lado, debo ponerle cara de pena y pedirle que suba la maleta,
que es de cabina pero siempre pesa mucho, porque no logro, de ninguna manera,
que nada de lo que llevo encima, nunca, sea ligero. Lo bueno de ser como un Minion es que como
los asientos son tan estrechos, cabes, porque los altos, no sé cómo pueden
pasar hora y media, mínimo, con las rodillas casi en la boca, y ni te explico
cuando tienes que desplegar la mesita, porque te has pedido un café, la cosa se
complica todavía más, y las piernas ya las tienes que poner en plan
contorsionista para que nada caiga al suelo. Por lo tanto, la maleta tiene que
ser pequeña, el bolso XS, y tú mismo también, y aún y así, el viaje no es nada
cómodo. ¿Cómo puede ser? El tamaño sí que importa, y mucho en los viajes de
avión, y cada vez más. Así que cuando bajó de un avión pienso que será la
última, pero de momento ellos tienen la paella por el mango, y todos pasamos,
por el tubo, y nunca mejor dicho.
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