Esta semana me toca pelu, ya no me puedo aguantar más. Cada semana digo lo mismo, pero de hoy no pasa porque si no tendré que hacerme un moño tipo Sra. Simpson para no verme como una loca. Ya no me queda ni una mecha y suerte que, a pesar de pasar de los 40, no tengo canas, una de las cosas buenas del pelo rubio, porque si no la cosa empeoraría, aunque quien me vea, diría que a peor no puede ir. Mi marido no me entiende, pero sé que vosotras sí, porque una reunión con un pelo bien liso, brillante y con volumen, no es lo mismo cuando tienes que agarrarlo en una cola, la única manera de disimular la necesidad de ir a la peluquería.
Sin embargo, mi peluquera no tiene ni un hueco, y le ruego que me lo busque, pero la veo tan nerviosa, que reflexiono y creo que quizás mejor que no la presione, ¿porque hay algo peor que una peluquera con tijeras en mano y estrés? Si cuando, ya de normal, les dices a tu peluquera quiero que me cortes dos dedos, y siempre son cuatro, imagínate si la peluquera tiene angustia, y prisa, casi ansias de venganza. A la que no te das cuenta: pasas de tener melena a parecer la cantante de Roxette. Así que es mejor no apretar y que me dé cita un día que lo tenga tranquilo, para que acabe con pelo corto, cuando lo quiero largo, o de color lila, que parece que ahora está de moda. Ya veis, Una semana más con cola, o moño y pinza, que le vamos a hacer, mejor eso a un cambio de look inesperado, con el que después tienes que convivir cada día. Más vale esperar, que curar. Por suerte, existen los sombreros.
lunes, 25 de enero de 2016
lunes, 18 de enero de 2016
Estoy
desesperada, mediados de enero y mi casa todavía parece TOYSRUS. Un muñeco
parlante sentado en medio del comedor, una consola que echa humo, tres
pantalones de chándal para ir a la modista a hacer los bajos, yo no sé coser, y
como en casa no somos tachencos todo
nos va largo, así que montaña de arreglos por un lado y por el otro bolsa
grande en un ladito del pasillo con lo que los reyes no acertaron y debemos
cambiar en algún momento, antes que caduque el ticket. Es genial empezar la reentré
ya con un estrés añadido, porque la vida continua y a los papis no nos dan un
día en la oficina para “jugar”, que sería mejor para “ordenar”, pero ni para
una cosa ni para la otra, el trabajo continua y lo que el día 6 los Reyes Magos
de Oriente han dejado en cada casa, en la mía sigue igual, todo está patas
arriba y ya no sé si comprar mil cajas en los chinos de abajo y meterlo todo
allí, o hacer una limpieza monumental de lo viejo, ponerlo en las cajas
compradas en los chinos y llevarlo a algún lugar donde sea más útil que en mi
casa, porque si no lo hago, no hay espacio para que quepa lo nuevo. Por todas
partes hay juguetes, cajas y papel de regalo, pero quizás sólo lo vea yo porque
los demás siguen haciendo vida normal, sin inmutarse, porque han pasado ya más
de quince días y el muñeco parlante sigue en el sillón, los playmobils en cajas en medio de la
habitación, la nave de Star Wars en la mesa de la cocina, y los pantalones por
probar y poner agujas, dado que cuando llego a las 20.30h de la noche, ya no
hay ganas de nada, sino solo de comer porque lo primero que oigo al poner la
llave en la puerta es: "¿qué hay para cenar mami?, nos estamos muriendo de
hambre". Y yo que confiaba en abrir y ver que habían hecho algo de orden,
habrían avanzado en alguna cosilla importante, como por ejemplo pensar en ganar
espacio de algún modo, pero me esperan todos con los brazos abiertos porque
saben que hoy tocan croquetas de la abuela y todo lo demás puede esperar, lo
que no sé hasta cuándo podré esperar yo porque mi lado zen se está agotando y
esto solo ha hecho que empezar.
domingo, 10 de enero de 2016
Cerrar el pico
Lunes día 11 de Enero. Todo vuelve a la normalidad, se han acabado, las
vacaciones de navidad, se apagan las luces, la ciudad se invade de árboles
navideños para reciclar, y todo parece más triste, pero lo peor de todo, y eso
si me pone triste, es que ya no hay excusas y debo subir a la maldita báscula,
la cual si tuviera voz me diría eso de: de uno en uno por favor. Después de las
grandes comilonas, viene la cruda realidad y me estiro de los, pelos al pensar
lo que he comido y lo que marca la maldita báscula. Por mi cabeza empiezan a pasar mil excusas
como no he ido bien al baño, tiene que bajarme la regla y estoy hinchada, he
retenido mucho líquido y eso se elimina rápido, pero la consciencia grita: HAS
COMIDO DEMASIADO Y PUNTO. Por tanto, Hoy empieza la cuesta de enero en todos
los sentidos. Hay que luchar por los propósitos, pero el mío y prioritario es
el de sacarme esos quilos de encima subiendo la cuesta las veces que sea
necesario, hasta de rodillas si hace falta, y pidiendo perdón en arameo, por
haberme pasado y ahora no me entren los pantalones que me compré en un arrebato
al salir del gimnasio. Prometo que hoy
ya lo veo todo verde, color ensalada, y verdura, con líquidos detox y espero
que mi cuerpo no sea cruel y egoísta y me ayude a que estos quilos se larguen
lo antes posible, ya que no pecaré más, no me saltare ni una clase de spinning de aquí a semana santa, porqué desde hoy
empiezo la operación biquini, lo prometo, y a pesar de lo que digan de las
dietas milagros, solo hay una cosa que funciona chicas y es cerrar el pico, es
así.
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