Lunes día 11 de Enero. Todo vuelve a la normalidad, se han acabado, las
vacaciones de navidad, se apagan las luces, la ciudad se invade de árboles
navideños para reciclar, y todo parece más triste, pero lo peor de todo, y eso
si me pone triste, es que ya no hay excusas y debo subir a la maldita báscula,
la cual si tuviera voz me diría eso de: de uno en uno por favor. Después de las
grandes comilonas, viene la cruda realidad y me estiro de los, pelos al pensar
lo que he comido y lo que marca la maldita báscula. Por mi cabeza empiezan a pasar mil excusas
como no he ido bien al baño, tiene que bajarme la regla y estoy hinchada, he
retenido mucho líquido y eso se elimina rápido, pero la consciencia grita: HAS
COMIDO DEMASIADO Y PUNTO. Por tanto, Hoy empieza la cuesta de enero en todos
los sentidos. Hay que luchar por los propósitos, pero el mío y prioritario es
el de sacarme esos quilos de encima subiendo la cuesta las veces que sea
necesario, hasta de rodillas si hace falta, y pidiendo perdón en arameo, por
haberme pasado y ahora no me entren los pantalones que me compré en un arrebato
al salir del gimnasio. Prometo que hoy
ya lo veo todo verde, color ensalada, y verdura, con líquidos detox y espero
que mi cuerpo no sea cruel y egoísta y me ayude a que estos quilos se larguen
lo antes posible, ya que no pecaré más, no me saltare ni una clase de spinning de aquí a semana santa, porqué desde hoy
empiezo la operación biquini, lo prometo, y a pesar de lo que digan de las
dietas milagros, solo hay una cosa que funciona chicas y es cerrar el pico, es
así.
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