lunes, 30 de mayo de 2016

No me mira ni el tato, ¿y????

Creo que la edad madura tiene cosas buenas. Ya paso de los 40, pero en mi caso, estoy mejor ahora, que a los 30. Y me lo digo yo misma sin tapujos. Sin embargo, creo que llevo pegado en la frente una etiqueta que dice “MUJER CASADA Y CON HIJO”, porque aunque ahora me siento bien (y mi trabajo y mi dinero me cuesta, os lo aseguro). Creo que no me mira ni el tato. Y eso que hago más deporte que nunca: Spinning dos veces por semana, pádel siempre que puedo y con entrenador personal, me pongo las mil y una cremas que hay para cada cosa, me hago tratamiento anticelulítico durante todo el año, porque el de tres meses antes del verano ya no me vale, pero ni el tato, ni mi mismísimo marido se dan cuenta de ello. Cosa que por un lado me sienta mal, antes los obreros me silbaban y me decían algún que otro piropo, y era de las chicas de la clase que tenía más de un pretendiente, pero a día de hoy que me siento mejor que nunca, sólo me gusto yo.


Sin embargo me animo yo misma, y me digo con mi vocecita interior: Tenemos que estar bien porque tenemos que queremos, no por los demás. Cada vez que me pongo unos pantalones de la temporada anterior y me van grandes, grito: ¡ALELUYA! Cuando me miro al espejo y pienso que mi piel todavía no tiene arrugas, grito: ¡GRACIAS! y cuando me pongo un pantalón corto y me miro las piernas pienso: ‘Este año todavía no amiga, todo no se puede conseguir al mismo tiempo’. Ahora los vaqueros ya no te sientan mal, incluso te empiezan a sentar bien, pero para llevar según que pantalón corto, o faldita de pádel,  hace falta más spinning y más anticelulitis, y eso es así. Pero os aseguro que lo conseguiré, y antes de los 50, porque aunque los hombres no me miren, yo me veo cada día y quiero estar segura de salir a la calle y estar feliz de cómo soy y gritar a los cuatro vientos que me siento bien en todos los sentidos y eso es lo que cuenta.

El esfuerzo tiene su recompensa amigas, y por tanto quererse es más importante de lo que pensamos. Es un sacrificio, pero vale la pena, y a veces, puedes darte caprichos, un trocito de chocolate, un sorbete de limón o un pellizco de pizza, que la vida son cuatro días, y hay que vivirla, después lo quemarás con más ganas. Todo es cuestión de fe y constancia, que ya estamos casi en verano y es la época para disfrutar. FELIZ LUNES.

martes, 24 de mayo de 2016

Yo también fui a EGB

El viernes fue un día especial, me reencontré con mis compañeros de colegio. La mayoría fuimos juntos de primero de EGB hasta COU. Sí, sí, yo también fui a EGB, y la verdad es que fue bonito, emocionante, divertido. Una tarde/noche fantástica de recuerdos y de sonrisas. Mirando atrás  me doy cuenta que la época escolar es media vida: 18 años juntos!!!!!  Hubo etapas duras, momentos de todo, pero te quedas con lo bueno, y eso es gratificante para encarar también otras etapas de la vida. En esa cena hubo mucho “Remember when”, pero también el momento que a todos se nos caía la baba, era cuando alguien te preguntaba ¿Tienes hijos? Y no esperaba nadie ni medio segundo en sacar el móvil y enseñar las fotos de sus retoños. Todas madres orgullosas, pero los padres también, y lo que me pareció curioso fue que nos pasamos media noche hablando de nuestras hazañas infantiles o nuestras aventuras adolescentes,  o de nuestros hijos, pero que nadie hablaba de sus parejas.


Llega un momento que las parejas pasan a segundo plano, clarísimamente. Pasamos  de los recuerdos del cole, de los guapos de la clase, de quién siempre sacaba buenas notas, a hablar de nuestros niños, de sus aficiones y las preocupaciones que como padres tenemos todos con cada uno de ellos, pero si estás casada con un ingeniero, un arquitecto, un peón de obra, un actor o un médico, eso ya no importa a nadie. Cuando antes las conversaciones de chicas eran sólo, o casi sólo, de los chicos guapos de la clase o, incluso, de los guaperas de dos cursos más arriba que el tuyo, pero la vida es así de curiosa, y en cada momento vital, hay distintos tipos de conversación. Cuando eres madre solo hablas de caquitas, cuando te vas a vivir en pareja solo hablas de pisos, muebles, y de tu príncipe azul, y cuando eres ya “mayor” y celebras que hace 25 años saliste de COU, prefieres recordar esos momentos geniales con tus compañeros, o hablar de los hijos que son una de las prioridades de todos,  porque pasan a ser el centro vital de las parejas, porque su mundo es tu mundo, quieras o no quieras.

Todos los que estábamos allí pretendíamos irnos a dormir pronto, que después no lo hicimos, pero la única razón era porque el sábado por la mañana había partidos de fútbol, básquet o cualquier deporte practicado en equipo, o sea, prioridades de los peques. Y por la tarde sesión de FROZEN o Star Wars en la tele, que las tienes ya grabada para cuando necesitas paz, o intentas cerrar un poco un ojo y descansar, porque te has ido a dormir tarde, y no estás para según que trotes ya, o al menos, no estás acostumbrado, y los peques repiten las mismas películas cada vez que pueden, pero al menos es como un hipnotizador que les deja quietos una rato, mientras tú, dormido, puedes hasta recitar las películas de memoria. Pero este es el gran mundo de la pareja con niños, pero combinarlo con salidas como estas, da muy buen rollo, porque a pesar de que los temas fueron recurrentes, sentimos todos una sensación de estar recuperando aire, quizás nos sentimos un poco “jóvenes”, un poco libres en el mejor sentido de la palabra.Y solo os digo que ya tenemos un chat de WhatsApp abierto, donde hemos colgado las fotos del evento, y pretendemos quedar dos veces al año, porque pretender quedar más sabemos todos que es inviable, pero, cada semestre, es un objetivo realista y un par de veces al año no hace daño y da mucha vidilla. 

lunes, 16 de mayo de 2016

Arriba y abajo

Cada mañana a las siete suena el despertador y entro en la ducha medio dormida, pero como antes ha entrado él, siempre, encuentro la tapa del WC abierta, cosa que no soporto. Tiro de la cadena, y bajo la tapa del WC. Me visto, me pinto, bebo mi vaso de agua con limón recién exprimido y cojo el casco de la moto para salir. El día es estresante, no paro ni para comer, y cuando llego a casa, cansadísima, dejo el bolso, el maletín, y voy a ponerme cómoda, y pasó por el baño para desmaquillarme e incomprensiblemente todo está perfecto, excepto que la tapa WC vuelve a estar abierta. ¿Cómo puede ser? El solo ha venido a coger su bolsa de deporte, está en el gimnasio, y en esos diez minutos ya se ha vuelto a olvidar de que la tapa del WC se baja porque si no huele, porque además queda mal, y porque a mí me da la gana. ¿Es tan complicado?


Me estiro en el sofá a leer un rato, y cuando llega del gimnasio no pasa por el baño, viene duchado, así que preparamos la cena y nos sentamos a ver nuestra serie preferida y le digo:
- Por cierto cielo, no dejes más la tapa del WC abierta, me molesta.
Y él me contesta que no lo hace. Sólo somos dos, y hoy ya es la segunda vez que está arriba, y no abajo. Pone morritos  y me dice que quizás tengo razón.
-No pasa nada, pero recuérdalo, es una manía, sí, pero es higiene.

Seguimos mirando la tele abrazados, los primeros días de convivencia siempre son ideales en casi todo, y decidimos ir a la cama, hay que madrugar. Volvemos a la zona de peligro; el baño. Nos lavamos los dientes, yo me pongo mis cremas, salgo a beber mi vaso de agua, este sin limón,  y cuando vuelvo; la tapa de WC abierta. ¡No me lo puedo creer! Ya veo que esto es misión imposible. Sacó la cabeza por la puerta y grito:
-¿Sabemos lo que es arriba y abajo o recuperamos los episodios de Barrio Sésamo?
Y él con toda su pachorra contesta:
-  Mi amor, la he dejado arriba para que fueras tú la última, y dejaras el baño perfecto. Tapa abajo y cadena tirada. Así nos evitamos problemas, ¿no?


Esto no va a quedar así, os lo aseguro. Lograré que las excusas sobre el "excusado" no queden en saco roto. Mañana más.

lunes, 9 de mayo de 2016

Los maravillosos desayunos en pareja

Hoy llueve, me he despertado con dolor de cabeza, y aunque es domingo no estoy de buen humor. Sin embargo mientras me estiro y hago un poco el remolón, pienso que mi pareja, al cual no le gusta dormir, como a mí, y lleva ya una hora levantado, me habrá preparado un buen desayuno: zumo de naranja recién exprimido, café con leche al punto, como a mí me gusta, y quizás ha ido a buscar algún croissant de mantequilla, a pesar de que sabe que no quiero abusar, por eso de la operación biquini, y mis neuras con que viene el verano y no me quedan bien esos pantalones blancos del año pasado. Sin embargo pienso que un día es un día. ¿No?


Así que me levanto, pensando sobretodo en ese croissant, y me encuentro la mesa parada, pero con café con leche y sacarina, pan integral y pavo, y cereales de avena. ¿Dónde está mi croissant? Él me sonríe y me dice, que como esta semana ha sido dura, y le he repetido mil veces que no debía pasarme con la dieta, ha pensado que lo mejor era empezar desde hoy mismo a no hacer "extras" y a comer bien para que esos famosos pantalones blancos entren sin problemillas. La ira me iba subiendo del estómago hasta la garganta, pero él ha seguido y me ha propuesto ponemos ropa de deporte y salir a correr un ratito, porque así no hay excusas, porque eso de empezar los lunes desde hace ya dos meses, es leyenda urbana, y me ha recordado que estamos a mayo, y que después vendrá el drama del biquini. Creo que me he puesto hasta colorada, pero he tenido que tragar quina, junto la avena, como los pollos, y un trocito de pavo, y en boca cerrada no entran moscas ni na de ná

Maldito domingo, solo me lo hubiera salvado el croissant, o un buen polvo, pero ahora me toca cerrar el pico y salir a correr, y eso me pasa por hablar. Eso de los kilos, no lo vuelvo a verbalizar, os lo prometo, porque él se lo ha tomado al pie de la letra, y espero que ni se le ocurra decirme nada más, porque por hoy ha sido ya too much

lunes, 2 de mayo de 2016

Los primeros pasos del amor

Casi todas hemos vivido la pasión del primer amor, cuando todo es color de rosa. Cuando cuentas los minutos que faltan para volver a verle, cuando después de verle cuentas los minutos que faltan para que te llame y te dé las buenas noches. Cuando los besos son apasionados, y solo buscas el momento de poder estar con él. A mí me gustaría poder decir que esta pasión de fuego dura toda la vida, pero mentiría, y el primer frenazo ya te lo pegas cuando sentados en ese banco de siempre, bien arrimados, pensáis en ir a vivir juntos y él te dice: Me imagino nuestra casa pequeña con decoración de Ikea. Y tú piensas que es lo normal, no hay pasta y para empezar es un recurso, pero cuando dice que el baño se lo imagina azul, cuando tú siempre lo has imaginado blanco, y los muebles de madera antigua, cuando a ti te gustan modernos y a la última, ya empiezas a pensar; ya le daré vuelta. Pero cuando suelta; y esa habitación que nos sobra, de momento, pondremos una cama para cuando mi madre venga a visitarnos. Eso ya es la bomba y sueltas un grito pelado: ¿QUÉ? Mi amor, quizás esto del piso lo discutimos con más calma otro día. Ir a vivir juntos es una aventura, y nunca mejor dicho, porque es donde empieza todo, para bien y para mal. El fuego pasional lucha contra el cotidiano, y es una guerra de titanes, divertida, pero con sus cosillas, así que antes de dar este gran paso, paciencia y un libro con pequeños consejos amenos y un test de compatibilidad que no os dejará indiferentes. Vayamos a por ello.