lunes, 25 de enero de 2016

¡Y yo con estos pelos!

Esta semana me toca pelu, ya no me puedo aguantar más. Cada semana digo lo mismo,  pero de hoy no pasa porque si no tendré que hacerme un moño tipo Sra. Simpson para no verme como una loca. Ya no me queda ni una mecha y suerte que, a pesar de pasar de los 40, no tengo canas, una de las cosas buenas del pelo rubio, porque si no la cosa empeoraría, aunque quien me vea, diría que a peor no puede ir. Mi marido no me entiende, pero sé que vosotras sí, porque una reunión con un pelo bien liso, brillante y con volumen, no es lo mismo cuando tienes que agarrarlo en una cola, la única manera de disimular la necesidad de ir a la peluquería.

Sin embargo, mi peluquera no tiene ni un hueco, y le ruego que me lo busque, pero la veo tan nerviosa, que reflexiono y creo que quizás mejor que no la presione, ¿porque hay algo peor que una peluquera con tijeras en mano y estrés? Si cuando, ya de normal, les dices a tu peluquera quiero que me cortes dos dedos, y siempre son cuatro, imagínate si la peluquera tiene angustia, y prisa, casi ansias de venganza. A la que no te das cuenta: pasas de tener melena a parecer la cantante de Roxette. Así que es mejor no apretar y que me dé cita un día que lo tenga tranquilo,  para que acabe con pelo corto, cuando lo quiero largo, o de color lila, que parece que ahora está de moda. Ya veis,  Una semana más con cola, o moño y pinza, que le vamos a hacer,  mejor eso a un cambio de look inesperado, con el que después tienes que convivir cada día. Más vale esperar, que curar. Por suerte, existen  los sombreros.

lunes, 18 de enero de 2016




Estoy desesperada, mediados de enero y mi casa todavía parece TOYSRUS. Un muñeco parlante sentado en medio del comedor, una consola que echa humo, tres pantalones de chándal para ir a la modista a hacer los bajos, yo no sé coser, y como en casa no somos tachencos todo nos va largo, así que montaña de arreglos por un lado y por el otro bolsa grande en un ladito del pasillo con lo que los reyes no acertaron y debemos cambiar en algún momento, antes que caduque el ticket. Es genial empezar la reentré ya con un estrés añadido, porque la vida continua y a los papis no nos dan un día en la oficina para “jugar”, que sería mejor para “ordenar”, pero ni para una cosa ni para la otra, el trabajo continua y lo que el día 6 los Reyes Magos de Oriente han dejado en cada casa, en la mía sigue igual, todo está patas arriba y ya no sé si comprar mil cajas en los chinos de abajo y meterlo todo allí, o hacer una limpieza monumental de lo viejo, ponerlo en las cajas compradas en los chinos y llevarlo a algún lugar donde sea más útil que en mi casa, porque si no lo hago, no hay espacio para que quepa lo nuevo. Por todas partes hay juguetes, cajas y papel de regalo, pero quizás sólo lo vea yo porque los demás siguen haciendo vida normal, sin inmutarse, porque han pasado ya más de quince días y el muñeco parlante sigue en el sillón, los playmobils en cajas en medio de la habitación, la nave de Star Wars en la mesa de la cocina, y los pantalones por probar y poner agujas, dado que cuando llego a las 20.30h de la noche, ya no hay ganas de nada, sino solo de comer porque lo primero que oigo al poner la llave en la puerta es: "¿qué hay para cenar mami?, nos estamos muriendo de hambre". Y yo que confiaba en abrir y ver que habían hecho algo de orden, habrían avanzado en alguna cosilla importante, como por ejemplo pensar en ganar espacio de algún modo, pero me esperan todos con los brazos abiertos porque saben que hoy tocan croquetas de la abuela y todo lo demás puede esperar, lo que no sé hasta cuándo podré esperar yo porque mi lado zen se está agotando y esto solo ha hecho que empezar.

domingo, 10 de enero de 2016

Cerrar el pico






Lunes día 11 de Enero. Todo vuelve a la normalidad, se han acabado, las vacaciones de navidad, se apagan las luces, la ciudad se invade de árboles navideños para reciclar, y todo parece más triste, pero lo peor de todo, y eso si me pone triste, es que ya no hay excusas y debo subir a la maldita báscula, la cual si tuviera voz me diría eso de: de uno en uno por favor. Después de las grandes comilonas, viene la cruda realidad y me estiro de los, pelos al pensar lo que he comido y lo que marca la maldita báscula.  Por mi cabeza empiezan a pasar mil excusas como no he ido bien al baño, tiene que bajarme la regla y estoy hinchada, he retenido mucho líquido y eso se elimina rápido, pero la consciencia grita: HAS COMIDO DEMASIADO Y PUNTO. Por tanto, Hoy empieza la cuesta de enero en todos los sentidos. Hay que luchar por los propósitos, pero el mío y prioritario es el de sacarme esos quilos de encima subiendo la cuesta las veces que sea necesario, hasta de rodillas si hace falta, y pidiendo perdón en arameo, por haberme pasado y ahora no me entren los pantalones que me compré en un arrebato al salir del gimnasio.  Prometo que hoy ya lo veo todo verde, color ensalada, y verdura, con líquidos detox y espero que mi cuerpo no sea cruel y egoísta y me ayude a que estos quilos se larguen lo antes posible, ya que no pecaré más, no me saltare ni una clase de spinning  de aquí a semana santa, porqué desde hoy empiezo la operación biquini, lo prometo, y a pesar de lo que digan de las dietas milagros, solo hay una cosa que funciona chicas y es cerrar el pico, es así.